En Tomares, quien lo diría, una mesa redonda de excepción. E. Baltanás, Rivero Taravillo y Trapiello.
Tenía especial interés en conocer a Trapiello en persona, ya que quería confirmar si casaba esta con una obra excepcional. Muchas veces hay un desfase increíble entre una y otra. A los otros ponentes, muy buenos también, al ser sevillanos ya los conocía.
No me decepcionó. Es más, me sorprendió positivamente, lo que ya es difícil, pues sus diarios o como quiera llamárseles me fascinan, y su poesía también. Pero debo decir que apareció tan jovial como me lo imaginaba, más joven de lo que aparenta en fotos, la verdad y habló increíblemente bien, con gran seriedad y profundidad de A. Machado, pero con gran amenidad y encanto. Un tipo simpático. Los versos los lee de modo magistral. En fin, que di por buena la parafernalia que tuve que montar para asistir. Me tuve que llevar tres niños, que jugaron al futbol entretanto, en la plaza de al lado y, al cabo de la hora y cuarto, me tuve que ir corriendo en pleno debate porque tenía que recoger a otro de un concierto del conservatorio… gajes del oficio.
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