Cansa ponerse a escribir sobre obviedades y por eso no suelo, aunque a veces, como ahora lo hago obligado por el "por mí que no quede" y aprovecho para acumular varias cosas:
1.- Los de Podemos son unos insensatos, unos mentirosos, unos corruptos, y sus no políticas llevarían a España a una debacle. Sus declaraciones en los diversos vídeos, que cualquiera puede ver y corren por la red, asustan, no por las estupideces o indecencias que dicen, sino porque hay mucha gente que a pesar de ello, o incluso por ello, dicen que los van a votar. Estos serán cómplices de tales barbaridades en el caso de que se cumplan. Todos los totalitarismos que en el mundo han sido, han tenido y tienen muchos culpables individuales con nombre y apellidos, no vale escudarse en una difusa y malvada sociedad abstracta.
2.- Lo que ha hecho el PP con la vomitiva reforma de la ley del aborto impidiendo a las niñas abortar sin el permiso paterno es peor que no haber hecho nada, ya que implica una confirmación de la norma en su totalidad, esto es aborto libre. Es absolutamente indiferente el hecho de que se mate a una criatura con permiso o sin permiso de papá o mamá, el crimen es el mismo. Es como si la licitud de las cámaras de gas dependiese de la calidad homologada o no del Cyclon B.
3.- Los feministas intransigentes e inquisitoriales. Que hartura, y qué peligro, esos nuevos censores de lo políticamente correcto, que no nos dejan en paz y coartan las libertades con admoniciones y sermones. Son los mismos de todas las épocas disfrazados de clérigos psicópatas en unas, de sanvonarolas, de guardianes de las purezas de las costumbres en otras, o de las razas o de los principios del movimiento, cualquiera que sea o del extremo que sea comunista o fascista. Son gente cuya mentalidad es reprimir. Ahora se alinean muchos de ellos en los ejércitos de ecologistas y feministas, siendo la igualdad y la conservación de la naturaleza dos cosas loables, la exacerbación conduce al esperpento y por supuesto a la merma de la libertad.
El anuncio del mercado del Barranco de Sevilla, que yo realmente no entiendo bien, ha sido tomado por los guardianes de la pureza de las costumbres como el paradigma de la aberración, porque dicen que se trata del “machismo más repugnante”. Pues no lo sé, quizá ¿y qué? Puede ser de mal gusto, frívolo, estúpido, grosero...hay tantas cosas así... pero no se pueden prohibir y menos sancionar por unos órganos administrativos convertidos en tribunales de orden público, ¡qué miedo! para eso están los tribunales y con cuidado… Esas y esos locos feministas que no les basta con criticar, lo cual es legítimo y saludable, sino que quieren, como todos los totalitarios prohibir y sancionar todo lo que no esté de acuerdo con sus ideas de género, perversas la mayoría de ellas, para que vamos a decir otra cosa, son los mismos que se pondrán el cartel de Yo soy Charlie, y les parecerán muy bien las blasfemias a las religiones y las demás cosas…
¡Harto, harto de tantos “puros”, de tanto malvado, de tanto imbécil!
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