Con el rayo de sol que se cuela
por entre los postigos
y despierta a un enjambre de motas luminosas.
Con el olor de la tierra mojada
por la primera lluvia.
Cada veintiocho días
con el aro luminoso de la luna.
Con la llama oscilante
de la vela.
Con el silencio
de la mañana de domingo.
Con el blanco atisbo temeroso
en la encía de un niño
conformaté
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