En el mismo estrado aparecen sucesivamente, Arancha Echevarría, que en un discurso a favor de la tolerancia mete de matute un alegato pro aborto y Jesús Vidal, casi ciego que lanza un emocionante discurso de agradecimiento a todos. Especialmente a sus padres por haberle dado la vida, consciente de que personas como la Echevarría, no hubiesen tenido ningún escrúpulo en matarlo antes de nacer.
El bien y el mal puestos en evidencia. Sólo por eso merecieron la pena los Goya.
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