lunes, 14 de julio de 2025

NOCHE Y SUEÑO

 Estoy solo en la azotea. Todos los de la casa la han abandonado. El sol se ha puesto sobre las lomas del Aljarafe mientras leía el exquisito libro de Manuel Ferrand "Calles de Sevilla" qué su propio hijo me ha recomendado hoy en el trabajo en el día del centenario de su nacimiento y prologado por éste de modo memorable. Qué gozada. Esas calles que tan bien describe el autor las veo sumergirse en la oscuridad rojiza poco a poco con solo asomarme al pretil de la azotea que aún conserva el calor del día.  Ahora refresca y todo ha oscurecido, hasta la última línea de intensa virulencia grana que se resistía bajo el azul cobalto casi negro. Son los días más largos pero al fin la noche llegó cubriendo todo con su manto sobre el que destacan, luminosas las torres de Sevilla, la álgida Giralda, la mole de la Catedral, la cóncava majestad del Salvador que casi puedo tocar y al fondo, al fondo  palpita la ciudad en lontananza como un enjambre tembloroso de luciérnagas, como una constelación caída. La música no ha cesado de acompañarme, se suceden en el listado aleatorio de Spotify, Beethoven, Satie, Mozart, canciones de Strauss... el momento es tan espléndido que me siento afortunado y pleno. Tengo que plasmarlo aquí.  Dan las once en el reloj de la Catedral, unos minutos después, ahora mismo mientras escribo, suenan en el Ayuntamiento (no sé porqué esa diferencia, había una leyenda por ahí...)

Debo bajar, no sé si habrá llegado alguien, dejé la cena hecha, bueno calenté lo que dijo Reyes, y nadie ha reclamado mi presencia aún. Si han llegado les ha debido de parecer bien. Como bien me parece a mi todo, todo. Una delicia estos momentos que nos regala la vida tantas veces.


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