domingo, 30 de junio de 2019

Tarde exangüe de junio


Está la tarde lánguida. No se acaba de ir la luz que remolonea en la pared encalada, se refleja en el cristal de la ventana y me hace cerrar los ojos. Hay un silencio denso mientras el sol desciende este domingo. La plaza esta extrañamente vacía, bajo los toldos pasean personas solitarias, algunas en pareja, como notas musicales unidas, salpicadas en un pentagrama.
Manolito ve el fútbol, la final de la Eurocopa sub 21. Por ahora España vence. Reyitas se va a dar un paseo con una amiga. Ignacio está concentrado en Trasona preparándose para los mundiales de Rumanía. Los pequeños juegan con el dichoso móvil y Reyes trastea con grandes bolsas de ropa sopesando qué tallas les vienen bien a unos y otros para este verano.
Abro el libro, lo cierro. Me aburro, demasiada tranquilidad, y deseo que algo ocurra o al menos oscurezca,

viernes, 14 de junio de 2019

Buen humor

Qué bueno es Woody Allen. El otro día pusieron Annie Hall en la Dos. Hacía años que no la veía, no la recordaba bien. Es un WA más joven, año 79, y menos pesimista, más piadoso con el mundo. La melancolía que tiñe la obra tiene un atisbo de esperanza, la del que todavía tiene años de vida por delante, la que ha perdido en su vejez.

Creo que no había leído  ¡Gracias Jeeves! Qué grande Wodehouse, cómo nos llenan de alegría sus novelitas, con esa mirada jovial sobre el mundo. El final es una descripción magnifica de una hierofanía, entre Francisco de Asís y Marinetti:

No es fácil hallar palabras en esos supremos momentos, si es que entienden ustedes lo que quiero decir. Y lo que quiero decir es que en un momento así- supremo, como bien se puede asegurar-, todas las nubes se disipan, y el bello sol brilla sobre todas las cosas, y su luz relampaguea en las bruñidas superficies de todos los buenos coches de seis cilindros, y uno se siente...¡Bueno eso quiero decir, maldita sea!

Necesitaba un chute de buen humor.
Gracias, Jeeves.

martes, 11 de junio de 2019

AYUNO (IN)VOLUNTARIO

Resulta que en la bandeja de filetes empanados que acabo de sacar de la freidora sólo había uno comestible, los demás, ¡ah, no se sabe por qué misterio de las artes culinarias! tienen un color más oscuro del deseado o una forma que no cuadra con el concepto de lo que según mis dos hijos debe ser un filete perfecto. Será la curva parabólica de los bordes o el tono dorado del pan rayado, yo no lo sé pero ellos los tiene clarísimo porque se pelean a voces delante de mi porque uno, Santiago, ha elegido la preciada pieza. Los demás, para mi de excelente factura, calentitos y crujientes también, no son dignos de sus exquisitos paladares.
Y ahí lo tenemos lucha a muerte por un trozo de carne, cual neandertales ante la última presa encontrada en un desierto helado.
Gritos, vueltas alrededor de la mesa. Trato de mediar ¡Mitad para cada uno!
Santiago llega a coger el filete, aun caliente, con las manos y corre por la cocina. Manolo lo persigue, cuando me enfado y grito que ya está bien, al ver que puede perder su trofeo, el pequeño saca la lengua y marca su territorio, chupa el bistec para hacerlo suyo para siempre.
En estas ha llegado la madre que en un segundo termina con el asunto: ¡Se acabaron los filetes. A la cama sin cenar!
Menos mal que apareció.
Las cosa son más fáciles de lo que parecen.
Se fueron a dormir hambrientos y a la mañana siguiente desayunaron con apetito. Mientras tantos todos los demás con gran tranquilidad y alegría cenamos espléndidamente y cupimos a más filetes. (el chupado incluido)

miércoles, 5 de junio de 2019

HOY ANDREA CHENIER



Ayer tuvimos la mesa redonda en el Maestranza, y hoy  se estrena la opera fascinante de Giordano.

Se trata de un espectáculo muy visual, aquí si que habría que aplicar el termino tan usado de "espectacular"… salones palaciegos, cabezas cortadas, pelucas empolvadas, trajes de seda, la plebe sedienta de sangre, las pasiones mas descarnadas, el odio, el deseo, la lujuria y como no el amor… el amor que todo lo sublima, como sublime es la música en esas escenas delicadísimas en que los dos amantes se declaran sus mas íntimos sentimientos en medio de una vorágine revolucionaria de terror y muerte.
El amor que sobrevuela como un el ala de un ángel y transforma la oscura mazmorra en un lugar delicioso, donde los amantes se elevan sobre la mezquindad de la vida real, como ocurre siempre con el enamoramiento, porque el amor es ciego, ciertamente y solo ve lo que quiere ver…
Es una obra donde la rueda de la fortuna gira y convierte al criado en autoridad y a la delicada dama, cuyas manos níveas solo habían tocado las marfileñas teclas del clave de taracea o asido las exquisitas porcelanas de Limoges en la hora del té, en una joven temerosa, huida y en inminente peligro. ¡Ay, la que vivía rodeada de cien lacayos y doncellas que cumplían el mas mínimo de sus deseos apenas atisbado, ay, de la ingenua y bella Magdalena de zapatos de raso, altos tocados de plumas y chales de finísimos encajes como espumas sobre los hombros suaves de nácar. Ahora, la vemos descalza, miserable, tomando un trozo de pan basto, comprado al precio del cuerpo voluptuoso de la criada devota…
Esa tragedia de amor y guerra y venganza y lujuria, de revolución y sincronizados pasos de minué, seguro que nos arrebatará de nuevo, así lo esperamos… no duden, si aun no tienen su entrada en adquirirlas porque la música, la pasión, la muerte, el duelo y la tragedia no les van a defraudar.