lunes, 20 de agosto de 2018

La crisis de los Sudetes



Si Chamberlain hubiera tenido niños y los hubiese tratado más a menudo no habría llegado tan lejos en sus transigencias con Hitler, porque está claro que, lo repetía Julian Marías, no hay que intentar contentar  a los que nunca se van a contentar… nacionalismos patrios por ejemplo… (Pedrito Sánchez debiera tomar nota)

Todos querían dormir en mi cama. A la que le sobraba la mitad (Góngora dixit, Calvo Pixie) por estar mi media naranja en Sevilla.
Le tocaba a Manolo y ahí, fue mi gran fallo, debiera haber terminado la cuestión. Para contentar a Santi le permití que durmieran los dos. Craso error, Santi se sentía afrentado porque consideraba (por unas falsas cuestiones históricas) que él era el dueño del territorio. Como vio que Manolo cedía y se quedaba sin motivo para pelear se inventó otra afrenta, y tiraba de una almohada que su hermano se había buscado para estar más blandito. El otro se revolvía, este seguía tirando, yo trataba de llegar a un acuerdo… no hubo manera, Santi quería invadir Polonia sí o sí.
Al final todos a su cuarto, Santi llorando a grito pelado y Pilar (que se metía donde nadie le llamaba) no sé bien por qué, también. Yo gritando en voz baja, porque era más de la una de la madrugada y no quería despertar al vecindario y ellos que más gritaban (en voz alta), a mi a punto de darme una alferecía- llorad en silencio- les decía enfadadísimo.
Manoteaba al buen tum tum tratando de darles azotes, pero a su vez flojito para que no chillaran mas… ellos se parapetaban tras las sábanas y almohadones... en fin, un disparate...
Por último se despertó la interna que con dulzura Boliviana trató de calmarlos. 
Yo me fui a mi lecho vacío con un enfado monumental y rezando por qué no me diera una apoplejía
Todo por no haber dicho desde el principio simple y claramente: ¡NO!

2 comentarios:

  1. Cuanta sabiduría. Me encanta cómo eres capaz de verlo "desde fuera" y cómo lo cuentas. Y me ayuda mucho, claro. Un abrazo desde la trinchera

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    1. Gracias, Ana. Lo dificil es verlo en el momento no cuando, ay, es demasiado tarde. Un abrazo.

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