Un amigo le ha dado una patada en el recreo. Tras la radiografía pertinente acaban por ponerle una escayola que ha de llevar dos semanas. En definitiva un dedo partido.
Santi está que se sale. No sé si es que tiene un déficit de atención por ser el cuarto de cinco o qué, pero se le ve feliz. Su foto vendado circula por los wasap de la familia, le llaman las abuelas y le disparan mensajes de ánimo desde varios flancos.
Está deseando ir al cole y nos pregunta si le pueden firmar los amigos. En consideración a su estado le permito que coja, estando en la cola del supermecado con las cajas de leche, rollos de papel, pizzas ultracongeladas..., una chocolatina Milka de 70 ct. Eso ya es lo más.
Le está compensando la coz.
Temo que en otra ocasión llegue a autolesionarse.
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