Cuando el sol acariciaba el trigo, se le venían a uno a la cabeza las serranillas, las églogas y todas las pastoras y zagalas rubias que en el mundo han sido, en fin, que esas metáforas trilladas son muy exactas y atinadas...
Cuando se va al campo, nos damos cuenta de muchas cosas, obvias y hermosas.
Los niños que se montaron en la cosechadora y se hundieron hasta las rodillas en el camión donde se descargaba el grano aprendieron que el pan no surge por generación espontanea en la estantería del super y que hay que separar el grano de la paja.
El fin de semana de campo fue muy instructivo para todos.
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