"Mi reino no es de este mundo…" y concluye, reitera… "pero mi reino no es de este mundo".
Y debo aplicarme el cuento. Pero no. No acabo de creérmelo.
Que son otros los valores. Que no es esto, no es esto…
Que nuestras referencias deben ser otras.
La verdad… ¿Qué que es la verdad, imbécil? Si la tienes/tenemos delante…
Pero en fin, todo esto porque he leído hoy ese pasaje, impresionante, y me interpela.
Y pienso, sí, lo del Cuatro Latas blanco, en definitiva, es un gesto, pero refleja ese cambio de valores que no se rige por las apariencias. Porque si su reino fuera de este mundo, claro, ¡cochazo! Pero no.
Me encantaban los zapatos rojos de mi amado y humilde Benedicto XVI, que no eran más que un gesto, un bello gesto, símbolo de la sangre derramada por los mártires y la tradición bizantina y todo eso, y amo también los signos, los gestos del humilde Francisco.
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