viernes, 27 de septiembre de 2013
Siempre a sus pies
No hay cosa más conmovedora que ver los zapatitos de un niño. Cuando están bien colocados a los pies de su cama, preparados para el día siguiente, o las pequeñas zapatillas de fieltro, tan minúsculas. Además cuando se ven esos zapatos gastados, ves la cara de su dueño. La forma de sus pies está marcada. Cuando no están en casa, su calzado en miniatura nos lo hacen presente de una manera muy intensa. Dan ganas de besarlos.
Pero lo que nunca deja de llenarme de ternura es ver a los pequeños con los zapatos puestos al revés.
Aparecen tan ufanos, orgullosos de haberse vestido "solos", con gran diligencia, ilusionados,sin la menor conciencia de su error.
Entonces nos damos cuenta de la ingenuidad, la inocencia, la indigencia absoluta del niño; de la responsabilidad de un padre. Están en nuestras manos. Nosotros a sus pies.
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Toda la ternura y nunca se te acaba... qué comes Ignacio? serán vitaminas....... un abrazo enormísimo.
ResponderEliminarAh! te veo el 4, que no te he dado deberes por que son 12....
ya harás lo que puedas cuando la veas, el catálogo para una semana después no? cuento contigo pichón!
y así recoges el mamarracho que te tengo preparado.... el salario del 2013. besos
Marta
Me temo que yo me voy a dar muy poca cuenta. He tenido que mirar tres veces la foto para darme cuenta del error. Ay, pobre niños míos.
ResponderEliminarReconozco que estos zapatos son bastante "ambiguos". No creo que debas preocuparte demasiado. Saludos.
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