Manolo entusiasmado mientras hace un gesto acrobático con las piernas en el aire: ¡No veas papá, el golazo que he metío, hubieses flipao!.
A mí, que nunca me ha gustado el fútbol, a mí que odiaba el carrusel deportivo los domingo por las tardes, y como el perro de Paulov, su melodía me causaba espasmos...el colegio, los deberes sin hacer...Bebe, soberano...Uff.
Pues ahí me tenéis, escuchando futbol de fondo todo el día, yendo a partidos que me interesan un pimiento, y tratando de contestar con gran entusiasmo a mi hijo: ¡Si, claro, claro, hubiese flipao!
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