Santiaguito está desde el viernes en el campo, en casa de un amigo. Sólo es uno y además no el más latoso, pero llevo todo el fin de semana con una sensación de que me faltan unos pocos, como si estuvieramos la mitad. La casa parece semi vacía. Es una sensación extraña y además falsa, porque seguimos siendo muchos, pero en una familia, y seguramente sólo en una familia, es donde nos damos cuenta de que todos somos únicos e irrepetibles.
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