Es muy difícil expresar el cúmulo de sensaciones que supone ver las manos del amigo consagrar por primera vez.
En la acción de gracias de su primera Misa, leí unas palabras, y aludía al acto de besar las manos del sacerdote, costumbre que se conserva todavía, al concluir aquella.
Termine con estas palabras, simples, que tratan de acercarse ese misterio .
Para aventar la parva
Y separar el grano de la paja
Para limpiar el mundo
para escardar sus plantas
usas, Señor, el bieldo
de las manos de amor
llenas
de plata
de luz
de un pobre cura de las almas
Curador del dolor
de las heridas,
el que lleva Tu voz
en sus palabras
y la Gracia de Dios
en la vasija
del temblor ahuecado
de sus palmas,
entregando
el tesoro de Tu vida
en la sangre del vino
derramada
sobre el altar,
y en el trigo desbrozado
en el blanco mantel
Cuerpo y hogaza.
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