No sé que le habrán explicado en el colegio, pero la niña se mete en profundidades teológicas cuando menos me lo espero. Mientras ordeno la salita de arriba y pongo los cojines en su sitio y realizo la puesta a punto de los miles de mandos de los diversos aparatos que surgen por doquier: la tele, la Play, el del aire acondicionado, la TDT, (ni en la NASA) y trato de introducir las pilas en sus compartimentos respectivos, que ruedan como locas por debajo de la mesa...me pregunta de nuevo por Jesús. Que es el hijo- dice- y se ha muerto, pero no es Dios. Ante tamaña herejía le corrijo- sí, sí es Dios, afirmo rotundo.
No porque ha muerto- contesta- y Dios no muere.
La lógica de sus cuatro año me asombra.
Pero es Dios también- replico paciente
Que no- insiste,-es el hijo...
No sé cómo sacar a mi hija de su arrianismo incipiente. Aunque no lo entienda, tiro del catecismo y concluyo tajante: Mira , hija, el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espiritu Santo es Dios. Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero.
Y se ha acabado la presente historia.
¡Hola Ignacio!
ResponderEliminarVas a tener que llamar al padre Sayés para que le dé una teórica a la peque, no vaya a ser que se nos enrede con el "filioque" ;)
Me encantan las anécdotas familiares de tu blog.
Un abrazo,
Carmen (Miguel Ángel Arranz)
Gracías Carmen. Me alegra verte por aquí y que te gusten mis humildes anecdotas familiares. Un abrazo.
ResponderEliminar