lunes, 5 de abril de 2021
SEMANA SANTA 2021
Esperaba pasar una triste Semana Santa, echando de menos continuamente lo pasado. Pero no ha sido así.
Sevilla ha estado a la altura y las hermandades se han preocupado porque sus titulares estuviesen especialmente dispuestos de forma extraordinaria en la medida de lo posible. No sé porque no se han puesto todos los pasos como si fueran a salir, que sería lo deseable. Creo que no era posible en muchos casos trasladar las parihuelas desde los almacenes por motivos obvios. No obstante se han visto imágenes muy bellas.
El Domingo de Ramos amaneció precioso y por la mañana apenas se notó que no era una semana santa normal, largas colas en los templos, palmas, la gente arreglada, medallas y una alegría general, aunque no saliesen los pasos. El Salvador estaba maravilloso y la Borriquita en el altar mayor era espectacular.
Con todos mis hijos fuimos a la Misa de Palmas con la nueva y rubia recién comprada para ser colgada en el balcón todo el año.
El Lunes Santo por la tarde fuimos todos a la misa de hermandad, sustitutoria de la estación de penitencia. Al concluir me fui a hacer el recorrido yo solo rezando el rosario. Mis hijos se fueron con los primos a tomar algo. Iba con una mochila bien pesada que me dio Ignacio para llevarla a casa y que fue como la cruz que otros años llevo, la mascarilla era el antifaz. Una estación de penitencia singular. La Campana llena de autobuses, la calle Sierpes sin sillas y llena de gente. En la catedral vacía pude rezar ante la Virgen de los Reyes, en menos de una hora estaba de regreso a la capilla cuando normalmente dura cinco la estación. Sin hablar me dio tiempo de rezar tres rosarios completos. Al menos un nazareno de la Vera Cruz si hizo este 2021 la estación de penitencia.
El Miércoles Santo por la tarde tuvo lugar una proyección magnífica de fotos de Semana Santa realizadas por Román Calvo en el Círculo, acompañadas de textos míos que leía mientras se sucedían imágenes de una belleza y emotividad enormes. Con el incienso y la música de fondo verdaderamente pasamos un rato estupendo.
El Jueves Santo se vistió mi hija Reyes por primera vez de mantilla. A sus 18 años estaba esplendida y, ustedes me perdonaran, pero como padre se me caía la baba y desfruté una barbaridad. También se vistieron su madre y sus primas y algunas amigas.
Ignacito salió en la TV acompañado de Conchi y sus hermanas y también en el ABC.
Fuimos todos, mi madre, hermanos, sobrinos a los oficios a los Filipenses y después a Ochoa donde tomamos el tradicional batido de caramelo con grumos de nata y helado único en el mundo y visitamos los Sagrarios, los de los conventos solitaritos y magnificamente adornados eran una delicia. Mi madre no cabía en sí viendo a sus hijas, nueras y nietas vestidas con la tradicional mantilla española que fueron de sus bisabuelas...
El viernes de nuevo los oficios y Reyes mi mujer de nuevo de Mantilla, este año que no había pasos en la calle era perfecto para ello.
La tarde del Sábado Santo en San Isidoro la vigilia Pascual y después un pescado frito para cenar todos.
El Viernes Santo que acostumbro a estar destrozado tras la madrugada y durmiendo casi hasta el mediodía fue singular, me levante temprano y pude visitar algunos templos sin gente, latiendo los Sagrarios llenos de flores blancas.. el Silencio, el Gran Poder, la Soledad... estaba Sevilla deliciosa con un sol de primavera y un olor a azahar maravillosos...
El Jueves Santo por la mañana visité el Alcázar y al concluir tomé una cerveza en un sitio único, una azotea del Patio de Banderas desde donde tocas la Giralda y las almenas de la muralla.
Ayer Domingo, de chiripa, conseguí una entrada para la exposicion de Cajasol, muy extensa, no existe un discurso expositivo, pero hay una cantidad de obras excelentes, bordados, joyas, esculturas...
Ha sido una Semana Santa singular, que Dios quiera que no se repita, y que el año que viene salgan todas, pero aun así he disfrutado mucho de Sevilla, de mi familia y de mi casa.
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