Fin de semana apretado. Ayer una primera comunión, todo el día en el campo. Hoy hemos celebrado el santo de las Pilares, mi madre, mi hija, mi sobrina...almorzando fuera toda la familia, los veintitantos… María José, desde Irlanda, se ha incorporado, maravilla de la tecnología, a través del móvil, viéndonos todos mutuamente y gratis. Oh, las conferencias en la que las cabinas tragaban monedas sin piedad y te dejaban colgados a mitad de palabra… pii-pííí…quedan diez segundos…Adiós mamá, sí estoy … o con la novia lejana…yo también te quie…
Al llegar a casa, tarde de domingo: deberes atrasados.
Cuánto se puede aprender: los números romanos, descomponer en decenas y centenas, repasar en la cartilla la letra N, lecciones de guitarra, algo de francés y un poco de historia sagrada…
Tras los cuentos y las oraciones, mi mujer plancha (no se puede estar todo el fin de semana fuera- se queja- los macarrones los dejaré para mañana temprano-resuelve tras un titubeo).
La montaña de uniformes, polos y faldas es inconmensurable. Yo mientras leo y escribo. La veo y un algo me remuerde la conciencia, a la vez que-reconozco- mi admiración por ella crece tanto como la montaña.
Mientras Reyes plancha tú lees y escribes???? No la admires tanto y haz algo, jajajaja. Un beso!!
ResponderEliminarYa te digo, me remuerde "un poco" la conciencia... También es cierto que me ofrecí y se negó a que planchase ¿porqué?
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