lunes, 18 de enero de 2021
APOCALIPSIS NOW
Apenas veo los telediarios y de los periódicos sólo leo lo que me interesa, que suelen ser los artículos de opinión, y ahora, que muchos son por suscripción, ni eso.
Estamos en una situación muy mala, pero es aun peor el bombardeo constante en los medios. No es que adopte la postura del avestruz, soy plenamente consciente de la situación que esta generando la pandemia, de la que nadie es culpable, ni los que están enfermos, faltaría, ni los que no lo están, a pesar de que con esos sermones sobre la irresponsabilidad de la gente nos traten de culpar. Llevado a su extremo serían los fallecidos, al final, los más culpables, encima.
Aunque de la pandemia nadie es culpable (no sé si los chinos, algún día a lo mejor se sabrá) de su mala gestión sí. Especialmente unos políticos que pone sus intereses partidistas por encima del bien común. Si de verdad hubiere una guerra ya nos hubiesen invadido como lo esta haciendo el virus.
Se han recortado las libertades de un modo drástico pero no se está actuando en consecuencia. Dónde están las vacunas, dónde los controles de los enfermos y los seguimientos, dónde el aleccionamiento sobre los modos de comportarse. Cada uno hace la cuarentena que le da la gana, se considera contacto estrecho el criterio de cada cual y se sale a la calle con virus o sin él a hacer vida normal tras unos días de reclusión sin que se hagan test ni nada por el estilo. No hay instrucciones claras, ni concienciación al respecto, ni control de los contagios, cuando ese es el verdadero quid de la cuestión. Pero eso sí, mascarilla obligatoria en todo ámbito, venga o no a cuento y recortes horarios exacerbados. No saben hacer otra cosa. Lo más fácil y lo más ineficaz.
Es todo bastante penoso, y por ello, para no sumirse en esa situación apocalíptica en la que los medios nos bombardean hay que reparar que sigue habiendo puestas de sol, buena música, libros esplendidos, películas y series a golpe de click, ciudades incomparables para pasear sin gente. En fin aunque nos están robando muchas cosas hay que refugiarse en esas pequeñas grandes maravillas al alcance de la mano y en la que muchas veces no reparamos. Yo estoy en la mesa de camilla, mis niños estudian en sus habitaciones, se oye el trasiego en la cocina preparando la cena y me voy a servir una copa de un buen Ribera del Duero para brindar por la salud de todos ustedes y el bien de España. Y, en todo caso, que Dios nos coja confesados.