Nos vamos al campo de fin de semana, pero sólo nos llevamos a dos de cinco.
Lo rápido que pasa el tiempo. Hace nada salir era una odisea, cochecitos plegables, biberones, dodotis, dalsis, sillas especiales para el coche... al final casi ni merecía la pena el trayecto.
Ahora, dos están en Mallorca en una regata y el mayor se queda en Sevilla porque tiene que estudiar y entrenar.
Así que nos vamos con la furgoneta medio vacía y el síndrome del nido (medio) idem.
viernes, 27 de abril de 2018
lunes, 23 de abril de 2018
Las llamas de Guernica se apagarán, quizá no las del infierno.
Sin ningún tipo de ira, con plena convicción y serenidad les escupo a la cara y les devuelvo su perdón a los asesinos de ETA.
Tras cientos de atentados sangrientos y décadas en la que toda España ha sido víctima: bombas, extorsiones, secuestros, tiros en la nuca... tras este gran crimen contra la humanidad, que nunca debiera prescribir, tras este horrendo holocausto que nos ha tenido violentados a 40 millones de españoles durante tantos años, ahora piden perdón.
¡Cuanta vileza, qué ultraje, que intolerable sevicia!
Para pedir perdón por tanta iniquidad, los asesinos y sus secuaces habrían de llorar lagrimas de sangre y arrodillarse ante cada familia destrozada, ante cada persona que ha visto a sus allegados, padres, hijos, niños pequeños... despedazados por las bombas y sus miembros desperdigados por el asfalto, ante cada huérfano cuyos progenitores recibieron un disparo en el cráneo rebotando masacrados contra el suelo. Ante cada español de bien, que somos todos, que hemos sufrido el miedo, la angustia y el terror, muchos desde que tenemos uso de razón.
No se puede solicitar el perdón "institucionalmente" integrados en una banda terrorista. El perdón lo pide un corazón dolorido y llagado, cada asesino, cada miembro de la banda poniéndose a disposición de la justicia, y renunciando a las siglas asesinas y asumiendo que no existe vida por larga que sea para compensar el daño causado y reconociendo que una existencia en una celda es lo único que se merecen y clamando de dolor desde las entrañas, como clama desde la tierra la sangre de su hermano, y vagando eternamente con el signo de Caín.
Frente a eso, una retahíla de lugares comunes, un lenguaje políticamente correcto, un ciudadanos y ciudadanas, un lo siento de veras.
Hablan de reconciliación. España no se tiene que reconciliar con nadie, pues con nadie se ha enemistado, simplemente ha puesto las víctimas inocentes a una panda de asesinos azuzados por una gran parte de la sociedad vasca que los apoyaba y apoya todavía.
Merecen el desprecio y el ludibrio. Que nadie les preste credibilidad ni les de cobijo porque se harán dignos de la misma infamia, la misma vergüenza y la misma ignominia.
Tras cientos de atentados sangrientos y décadas en la que toda España ha sido víctima: bombas, extorsiones, secuestros, tiros en la nuca... tras este gran crimen contra la humanidad, que nunca debiera prescribir, tras este horrendo holocausto que nos ha tenido violentados a 40 millones de españoles durante tantos años, ahora piden perdón.
¡Cuanta vileza, qué ultraje, que intolerable sevicia!
Para pedir perdón por tanta iniquidad, los asesinos y sus secuaces habrían de llorar lagrimas de sangre y arrodillarse ante cada familia destrozada, ante cada persona que ha visto a sus allegados, padres, hijos, niños pequeños... despedazados por las bombas y sus miembros desperdigados por el asfalto, ante cada huérfano cuyos progenitores recibieron un disparo en el cráneo rebotando masacrados contra el suelo. Ante cada español de bien, que somos todos, que hemos sufrido el miedo, la angustia y el terror, muchos desde que tenemos uso de razón.
No se puede solicitar el perdón "institucionalmente" integrados en una banda terrorista. El perdón lo pide un corazón dolorido y llagado, cada asesino, cada miembro de la banda poniéndose a disposición de la justicia, y renunciando a las siglas asesinas y asumiendo que no existe vida por larga que sea para compensar el daño causado y reconociendo que una existencia en una celda es lo único que se merecen y clamando de dolor desde las entrañas, como clama desde la tierra la sangre de su hermano, y vagando eternamente con el signo de Caín.
Frente a eso, una retahíla de lugares comunes, un lenguaje políticamente correcto, un ciudadanos y ciudadanas, un lo siento de veras.
Hablan de reconciliación. España no se tiene que reconciliar con nadie, pues con nadie se ha enemistado, simplemente ha puesto las víctimas inocentes a una panda de asesinos azuzados por una gran parte de la sociedad vasca que los apoyaba y apoya todavía.
Merecen el desprecio y el ludibrio. Que nadie les preste credibilidad ni les de cobijo porque se harán dignos de la misma infamia, la misma vergüenza y la misma ignominia.
jueves, 19 de abril de 2018
Feria de abril eterna
Madre e hija preparándose para la feria |
En un ejercicio estético sin parangón la Ciudad se dispone a celebrar la fiesta y la estación florece en naranjos, clareando en celestes puros y transparentes el aire.
Es la feria una celebración de la vida.
Afanados en el ajetreo cotidiano no nos damos cuenta de que estamos dichosamente vivos. El sevillano tiene una oportunidad única, que no desaprovecha, para concienciarse de la felicidad del existir.
En la feria constatamos la fugacidad del tiempo y la necesidad de disfrutar el presente intensamente.
No dudamos que este mundo es un valle de lágrimas pero cargado de momentos cumbres de belleza y esplendor.
Esta pálida hermosura, premonición de la absoluta que esperamos, se remansa los días de feria en el Real, donde toda alegría tiene su asiento, toda el color su prístino destello, toda la luz su nítida arrogancia creadora.
El escenario fúlgido es el mismo de siempre y son, somos, los figurantes los que pasamos, aunque si bien se advierte, ese que ahora pasea triunfante sus diecisiete años, soy yo, que ahora cumplo cincuenta. Esas niñas que estallan en risas con las flores pletóricas en los mantones, el cabello y los labios son las hijas de los que miramos, la copa en la mano, con el Jerez dorado calentando las venas, que nos hacen revivir el gozo de la eterna primavera.
Vayamos a la feria a recibir la caricia del tibio rayo del sol que fluye entre cascabeleo de caballos y ramas de jacarandás floridos. No desperdiciemos estas amables horas regaladas en que se templa el hálito de la vida y se sosiega el tiempo detenido.
Ay, amigo, como las golondrinas que se fueron, no te arrepientas de no haber disfrutado de su vuelo; estas horas ligeras, siéntelas densamente, que ya no volverán.
jueves, 12 de abril de 2018
DNI
Detesto el DNI y lo que significa. Esto es, que somos como animales enjaulados con nuestro sello o herraje.
Envidio a los ingleses que, según creo, no lo tienen.
Ayer tuve que volver a recoger los de mis dos hijos a casa porque se necesitaban para que la policía expidiera unos permisos para viajar sin sus padres en avión. No basta el libro de familia, no. No basta mi DNI, no...también el de los niños.
Recuerdo que cuando con trece o catorce años me lo tuve que hacer me sentí ya fichado para siempre. Somos el DNI. Sin él no somos personas, no somos nadie. Es nuestra alma. Se dan situaciones verdaderamente ridículas, en las que esta tarjetita te suple y llega a ser más importante que tú mismo. Recuerdo que en unas elecciones sindicales de la empresa pública en que trabajo, entre compañeros que se veían todos los días a todas horas y se conocían mas que de sobra, no dejaban votar ....¡al que no se "identificara" con el DNI!
Nunca lo llevo, sobre todo en verano, en que no al no llevar chaquetones ni abrigos voy sin cartera.
Yo soy yo, no mi documento nacional de identidad. Me niego a estar controlado y estabulado.
Envidio a los ingleses que, según creo, no lo tienen.
Ayer tuve que volver a recoger los de mis dos hijos a casa porque se necesitaban para que la policía expidiera unos permisos para viajar sin sus padres en avión. No basta el libro de familia, no. No basta mi DNI, no...también el de los niños.
Recuerdo que cuando con trece o catorce años me lo tuve que hacer me sentí ya fichado para siempre. Somos el DNI. Sin él no somos personas, no somos nadie. Es nuestra alma. Se dan situaciones verdaderamente ridículas, en las que esta tarjetita te suple y llega a ser más importante que tú mismo. Recuerdo que en unas elecciones sindicales de la empresa pública en que trabajo, entre compañeros que se veían todos los días a todas horas y se conocían mas que de sobra, no dejaban votar ....¡al que no se "identificara" con el DNI!
Nunca lo llevo, sobre todo en verano, en que no al no llevar chaquetones ni abrigos voy sin cartera.
Yo soy yo, no mi documento nacional de identidad. Me niego a estar controlado y estabulado.
lunes, 9 de abril de 2018
Remando al viento
Como ahora todo se retransmite, pudimos ver desde Sevilla en directo como, en Gijón, Ignacio junto a sus tres compañeros (Agustín, Julio y Francisco) adelantaban en los últimos metros al otro barco y entraban en primera posición alcanzando la medalla de oro y proclamándose campeones de España en K4 -1000 metros.
Después quedaron subcampeones de España en 500 metros, dejando muy alto el pabellón del Círculo de Labradores.
Había que verme gritando a la tele como un energúmeno a medida que avanzaban. Al final se me saltaron hasta las lágrimas. Para mi fue épico. Como buen padre me siento orgulloso y aquí dejo el vídeo, que es de gran plasticidad incluso para los que todo esto les resulte ajeno:
Después quedaron subcampeones de España en 500 metros, dejando muy alto el pabellón del Círculo de Labradores.
Había que verme gritando a la tele como un energúmeno a medida que avanzaban. Al final se me saltaron hasta las lágrimas. Para mi fue épico. Como buen padre me siento orgulloso y aquí dejo el vídeo, que es de gran plasticidad incluso para los que todo esto les resulte ajeno:
viernes, 6 de abril de 2018
REVELACIÓN
Es necesario de vez en cuando darse un baño de Grecia en directo. Ayer me di cuenta de que estaba sediento. Me supo a poco el paseo por la exposición de Caixaforum sobre obras griegas traídas del Museo Británico. Hasta un retazo de la Octava Maravilla del Mundo, el Mausoleo de Halicarnaso, podemos encontrar.
Es absolutamente necesario, para nosotros, occidentales de herencia grecorromana, de esta cuenca del Mediterráneo, acudir a las fuentes primigenias sin aditamentos, sin intermediarios, no a través del prisma renacentista o neoclásico, no por fotos o manuales, si no así a pelo, del tirón, enfrentarse con las piezas únicas, inefables que nos invocan.
Cómo se da uno cuenta de que lo lleva dentro, de que es nuestro origen más íntimo, de que nos reconocemos en ellos.
La exposición es sobrecogedora, emocionante.
La belleza prístina, transparente, pura.
Se puede uno pasar horas frente al integro equilibrio de una crátera de figuras negras o a la euritmia sosegada de la escultura de un atleta. Qué refinamiento en las formas, qué delicadeza en las líneas, qué armonía más deliciosa, en definitiva, qué belleza.
Los pliegues de la Niké dibujando la silueta de la victoria, el cuerpo humano como ejemplo sublime del canon y la perfección armónica y hermosa (¡cómo no han de resucitar!).
Es absolutamente necesario, para nosotros, occidentales de herencia grecorromana, de esta cuenca del Mediterráneo, acudir a las fuentes primigenias sin aditamentos, sin intermediarios, no a través del prisma renacentista o neoclásico, no por fotos o manuales, si no así a pelo, del tirón, enfrentarse con las piezas únicas, inefables que nos invocan.
Cómo se da uno cuenta de que lo lleva dentro, de que es nuestro origen más íntimo, de que nos reconocemos en ellos.
La exposición es sobrecogedora, emocionante.
La belleza prístina, transparente, pura.
Fotos de la web de Caixaforum. Crátera de figuras rojas. Ifigenia. 360 a C. |
Atleta. Copia romana de un original griego del 300 a C. |
Los pliegues de la Niké dibujando la silueta de la victoria, el cuerpo humano como ejemplo sublime del canon y la perfección armónica y hermosa (¡cómo no han de resucitar!).
Niké alada. Halicarnaso. 100 aC. |
En fin no hay adjetivos, no tengo palabras para expresar la
conmoción que supone enfrentarse a estas obras supremas de la excelencia
humana. Es como volver a casa, regresar, reconocerse.
No nos damos cuenta hasta
qué punto somos Grecia hasta que tienes esta experiencia directa. No es lo
mismo lo egipcio, lo persa, las Pirámides, los Arqueros de Susa... no. Podemos
admirar ilimitadamente esas obras, pero mantienen un atisbo de ajenidad. Estas
que ayer contemplé, no. Son tuyas, tuyas irremediablemente. Nos pertenecen.
Vayan a la exposición, no se la
pierdan, no se pierdan, búsquense, descúbranse...
Figuritas de Tanagra, tan de moda en su época 300 aC. como en la era victoriana en que se redescubrieron y causaron furor. |