domingo, 31 de marzo de 2013

sábado, 23 de marzo de 2013

Preparativos de Domingo de Ramos

La palma nueva
la cinta que la ata
al balcón

sacarle el dobladillo
al roquete
del monaguillo
cambiarle los encajes
que tienen agujeros
de enganchar la cestita de mimbre
la de los caramelos

Llenar los jarrones
con ramas de azahar,
las torrijas, los roscos
la ensaladilla
por si viniera gente

sacar las colgaduras
que cubren las barandas
de seda

los capirotes, coser
cruces de gules
en las túnicas albas
preparar los espartos
y planchar el ruan

no olvidar el cíngulo
de cuerda basta
de nudos franciscano
que siempre está en el fondo
de la bolsa de arriba del armario

y esperar la mañana
y el asnillo que viene
(como Zaqueo
me empino que no veo)
con la esperanza a cuestas
sonando cascabeles
y campanas de plata
y ríen, y tintinean
¿o es el corazón?

viernes, 22 de marzo de 2013

Para la ternura siempre hay tiempo.

Francisco, Sumo Pontífice y Obispo de Roma, nos insta a manifestar la ternura, que no es debilidad.
 Y yo deseo ser obediente.
¿Porque desperdiciamos los mejores momentos?
Desde hace once años he cambiado cientos de pañales, introducido en el baño, sacado del mismo, enjabonado, secado, peinado, cortado las uñas, untado de cremas diversas, vestido… a mi  hija mayor.
Ayer le apremiaba con seria voz a que se saliese del baño, sus hermanos exigían su turno y la cena le esperaba.
Sobresalía su cuello delgado entre el agua y la espuma. Se había recogido el pelo en la nuca para no mojarlo (no tocaba lavarse la cabeza) y estaba esbelta, grácil y guapísima, ensimismada en el agua cálida, con la esponja en la mano. Rápidamente, ante mi brusquedad, salió del baño, muy delgada, con el agua chorreante por su cuerpo huesudo y blanco de niña desgarbada. La arropé con la toalla y  la insté a ponerse el pijama, que el tiempo apremiaba. Pero, las oportunidades no se pierden, envuelta en la toalla, aprisionada en mis brazos e indefensa, aprovecho para besarle las mejillas y el pelo.
Cuando salgo, soy consciente de que en breve, ¿un año, dos? Ya no podré acurrucarla, ni secarla, ni vestirla como siempre y tendré que aporrear la puerta desde fuera cuando, enfadado, le apremie para que salga del baño, porque el tiempo corre que se las pela, como es natural…
Y es que para la ternura siempre hay tiempo
 o no.

miércoles, 20 de marzo de 2013

El día de supermán


En la humildad del pegamento y las tijeras se halla la plenitud de la felicidad.
Escuchan las llaves en la puerta y acuden presurosos a felicitarme a mí, que vengo lluvioso y gris, a mí, porque que soy el ser más importante de la tierra. Y se abrazan a mis piernas, y gritan alborozados, y luchan entre ellos por ser el primero en entregarme el regalo secreto, la misteriosa sorpresa que llevan anunciando varios días, hecha con cartulina y papel y cantidades ingentes, infinitas de ilusión. Con lápiz, emborronadas, muy torcidas, bailotean unas letras en las que se adivina la lucha titánica para que se plasme su deseo y sea legible. Veo la lengua apretada entre los dientes, la cabeza inclinada en el pupitre, el baby lleno de virutas del sacapuntas y la mano torpe y paciente, frágil y firme, constante y balbuciente de la que van surgiendo con tesón en un ¡Felicidades, papá! que sabe a gloria.
Fuera ya no llueve.

viernes, 15 de marzo de 2013

Good news

Ayer:

Por la mañana el día es espléndido, las nubes rosas, como borreguitos de un anuncio de suavizante diseñado por una estilista venezolana, se reflejan en el río, que cruzo raudo en bicicleta camino del trabajo.
El sol naciente se refleja en un moderno edificio de cristales allá en el parque tecnológico de la Cartuja y lo enciende y transfigura y hermosea de modo que me traen a la memoria los famosos versos de Rubén
 el fulgor donde habita su dorada pagoda
la princesa que presa suspiraba de amor

o me lo acabo de inventar, pero es lo mismo.

¡Habemus Papam, habemus papam! son los comentarios a la llegada al trabajo. Preguntan mi parecer, que no puede ser más que de efusiva enhorabuena, y proclamo mi alborozo por haber salido elegido este pedazo de Papa, el humilde Francisco. ¿Pero qué esperaban, si ya de antemano yo estaba entregado? (Aunque cierto es que ¡vaya elenco previo!. Como dice mi madre, si  allí hasta el más tonto hace relojes…)
Los escépticos y anticlericales siempre sonríen. Mi compañero, que es un jurista inteligente, comenta –  ¡desde luego hay que reconocer que  la Iglesia (la mayúscula se la pongo yo) tiene una manera magistral de jugar con  los tiempos!- Ante mi extrañeza, me aclara- Sí, hombre, sí,- muy convencido- era indudable que la elección definitiva sería por la tarde, para que coincidiese con el prime-time. Mi cara de pasmo lo dice todo. No me imagino al Espíritu Santo revoloteando por la Sixtina, haciendo tiempo hasta la hora de máxima audiencia. O, a nuestro querido Papa Francisco, fumándose un cigarrito y charloteando con el resto de cardenales, esperando que den las ocho y media para salir al balcón. (Según mi amigo eso es lo que pasó) Le trato de hacer ver lo absurdo de ello. ¿Y tú como lo sabes?- me espeta. Porque yo también soy Iglesia, respondo- y si fuese cardenal, te aseguro que me importaría un… (aquí una palabra malsonante) la hora de los telediarios… Por supuesto, no se convence.
Por la tarde imparto mis dos horitas de clase a unos alumnos sedientos de saber, y explico cómo se debe proteger nuestro patrimonio  histórico y como se regulan los museos y colecciones museográficas de Andalucía. Ríen mucho, yo también. Espero, a pesar de ello, que ese enseñar jugando no convierta en juego el enseñar, como nos advierte Unamuno. En todo caso  ¡cómo aprendo yo!
Ya en casa debo prepararme para un magnífico evento. Mi hermano Pachi, perdón el ilustrísimo Dr. Trujillo, ¡que orgullo!, va a ser nombrado académico correspondiente de la  Regia Hispalensis Societas Academia de Medicina y Cirugía. Mi mujer ha de llevar y traer a los niños a las audiciones de Reyes e Ignacio, que tienen un concierto del conservatorio. Cómo sé que llegará tarde con la caterva a cuestas, mientras me preparo para tan gaudium magnum, (ya voy pillado de tiempo), hago cinco tortillas, cinco, con queso , vacío el friegaplatos y recojo la cocina. Ya estoy listo, pero ¡ay! me acabo de duchar y afeitar, y una minúscula gota de sangre ha mancillado la prístina pureza del cuello de la delicada camisa color marfil que vestir suelo para eventos deslumbrantes. Corriendo con una toalla húmeda trato de suprimirla. Creo que lo consigo. Parto veloz.
Rodeado de magníficos retratos de reyes y príncipes, los tres nuevos académicos, exponen sus discursos de admisión. Yo iba con bastante prevención al respecto, todo hay que decirlo, pero, mira por donde, fueron interesantes y amenos y aprendí tres cosas:
1.- Primer ponente: que, contra lo que se dice, el cerdo es buenísimo y sanísimo. Cuando concluye a punto estoy de ponerme en pié y gritar, tal es mi contento ¡VIVA EL CERDO IBÉRICO!
2.- Segundo ponente: que el hombre es inconstante aunque  le vaya en ello la vida. Y con unas estadísticas muy bien traídas, nos demuestra el doctor, que la gente no se toma las pastillas así le maten.
3.- Tercer ponente (el mejor con diferencia): Que el deporte es sano, pero sin exagerar. Conferencia sobre la muerte súbita en los deportistas.
El pobre de Carlos II nos mira desde lo alto, allá en su marco rococó, tan incapaz y desvalido, y su esposa Doña María Luisa de Orleáns parece decirle, ¡Quillo, lo bien que te habría venido un buen chute de cerdo ibérico, unas pildoritas que hay ahora y un poquito de deporte! No pudo ser.
Tras el copetín de rigor, las loas y parabienes, regreso, muy contento a mi hogar, aunque me desasosiega una duda ¿Podré seguir llamando a mí querido hermano, como siempre, sencillamente Pachi?

martes, 12 de marzo de 2013

Veni Creator Spiritus,

 
 
 
 
 
Veni Creator Spiritus,
Mentes tuorum visita,
Imple superna gratia,
Quae tu creasti, pectora.
Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei,
Fons vivus, ignis, caritas,
Et spiritalis unctio.
Tu septiformis munere,
Digitus Paternae dexterae,
Tu rite promissum Patris,
Sermone ditans guttura.
Accende lumen sensibus,
Infunde amorem cordibus,
Infirma nostri corporis,
Virtute firmans perpeti.
Hostem repellas longius,
Pacemque dones protinus;
Ductore sic te praevio,
Vitemus omne noxium.
Per te sciamus da Patrem
Noscamus atque Filium;
Teque utriusque Spiritum
Credamus omni tempore.
Deo Patri sit gloria,
Et Filio, qui a mortuis
Surrexit, ac Paraclito
In saeculorum saecula.
Amen.

viernes, 8 de marzo de 2013

Más allá de la estética

Tengo que decir que me ha apenado la noticia de la muerte del orangután, porque era un hombre y no un orangután, a pesar de que ha hecho todo lo posible en su vida para parecerlo. Realmente es triste que no haya vencido a la malhadada enfermedad. Lo siento.
Pero que espectáculo tan lamentable ese duelo del populacho alentado desde el poder. ¿Cómo puede ser dirigido un país con tipos que van en chandal de colores horteras? Es una cuestión estética, mucho más profundo que la mera estética.
¿Donde está la excelencia? ¿Cómo ha podido llegar al poder de una nación como Venezuela un personaje tan chabacano? Qué alejados de la verdadera cultura y del refinamiento al que, quieran o no son herederos de España, de Europa,  deberían aspirar. ¿o es que su referente va a ser las culturas primitivas y barbaras de los indios precolombinos?
Ya los ingleses perdieron varios puntos de mi admiración con los excesos en la muerte de Lady Di,
pero de Venezuela me desborda.
 Me asusta y me averguenza ese carnaval escatológico, ordinario e indecoroso que he atisbado en las pantallas.
Que nadie me diga que para dar pan a un pueblo es necesario disfrazarse de mono y dar saltos y voces ante los micrófonos.
 No es sólo una cuestón estética, no,

martes, 5 de marzo de 2013

Marta, Marta...

A las 6.40 suena el despertador. Llueve. Tengo que dejar la bici y coger el coche. Paso por la panadería de mi amigo Fidel, tipo este que merece por sí sólo una entrada. Hornea el mejor pan artesanal que he probado. Me llevo dos blancas hogazas, grandes y orondas. La mañana de locos, todo el mundo llamando porque necesitan sus contratos realizados para ayer porque han de firmarse urgentísimamente. Mejor así, nada peor que un día frustrante y eterno. A las tres llego a casa. A las cuatro he de llevar a Reyes al conservatorio: bici, niña y viola de gamba. Menos mal que llueve poco. A las cinco inauguración del curso sobre Gestión del Patrimonio. Los profesores debemos estar... Presentación. Aprovecho y al salir de la Fundación Madariaga paso por la biblioteca Infanta Elena, justo al lado. Deseaba ardientemente coger varios libros de JJ Lozano, después de leer reiteradas loas de AR y EGM . Al salir el canasto de la bici lleno hasta los topes con seis obras del autor, y otro de cuentos de F. O´Connor,  además de  otros seis de la tesina que debía devolver, llevaba retraso, a la facultad de Bellas Artes, a cuya biblioteca me dirijo raudo, para que no me penalicen. Pero voy feliz, como niño con zapatos nuevos, ( digo libros nuevos) desbordando el canasto del manillar. 12 días de sanción, Bueno. Llueve. Regreso a casa. Bastante agotado. Además, debo prepararme la clase de mañana. Como siempre me ha tocado de los primeros en el horario. La semana pasada se aprueba el curso y ya empiezo mañana. Para colmo me coincide con una conferencia que debo impartir el jueves sobre "emprendimiento cultural en Andalucía". ¡Madre mía, que se le dice a un auditorio sobre eso que no sea un soberano tostón de datos y estadísticas que a nadie interesa.! Eso me tiene frito, y aún tengo que enjaretarla.
En casa me esperan como agua de mayo. Manolito necesita ayuda en su trabajo sobre Picasso, con recortes y pegamento incluido. (Me viene a la cabeza el inteligente y divertido  artículo de Aquilino Duque de esta semana) Además la intendencia casera exige leche y huevos. Salida al supermercado más cercano. Voy (tarde) a misa de siete, apresurado y agotado. Es aquí cuando escucho claramente las palabras, "Ignacio, Ignacio andas ajetreado en mil cosas y sólo una es importante" y es la pura verdad.
Regreso. Por fin el ordenador es todo mío. Me siento en la camilla a prepararme mis clases. Afuera diluvia. Pero.. ah no,. Ignacio tiene hoy un recital a las ocho en el conservatorio. Se trata de una audición de “Agrupaciones Musicales”. Esto es, una orquesta de alumnos con muy buena voluntad y poca pericia. Reyes en la cocina, prepara la comida de mañana, la ropa de los niños, plancha y ha de bañar a los pequeños. No tengo ni la más mínima duda de que soy yo el que debo asistir  al magno evento. Espero que sea breve. Bici de nuevo. Lluvia. Salgo a menos cinco. Llego a y un minuto. Nadie. Es a las ocho y media. Furor. Ya no puedo volver. ¿Qué hacer? Suerte que estoy en pleno barrio de San Lorenzo. Paso por la casa donde nació Becquer y me dirijo a la parroquia que da nombre al barrio. El cabreo desaparece de inmediato. Gozada total estas iglesias en las que se lleva dando culto sin interrupción casi desde la conquista de la ciudad, los siglos se dejan notar entre sus muros, y la devoción de generaciones… una Inmaculada de Pacheco, esculturas de Montes de Oca, Ocampo, Montañés, vírgenes de Roque Balduque, retablos, pinturas murales. De fondo se oye la misa que se celebra en la recoleta, dorada y profusa capilla sacramental. No sé dónde mirar, esto es de síndrome de Stendhal, todo es esplendido. Todo para mí, la iglesia está  vacía. Salgo, me dirijo a la basílica del Gran Poder. Me siento en el primer banco. Impresiona siempre esta maravillosa imagen de Juan de Mesa. Me doy cuenta de que esta media hora ha sido un regalazo. Me apresuro para llegar a la audición. El profesor, ( cuya vocación se nota) explica lo que ha intentado conseguir con esa tropa de bestezuelas ineducadas. Y tocan y se escuchan unas peteneras, el himno de Andalucía y un Himno de España, que incluso desafinado, me emociona. (No puedo escucharlo sentado y soy el único que me pongo de pie. Como estoy detrás no doy la nota, que tampoco es el caso)
Regreso a casa. Inglés con Ignacio. Manolo me insta a sentarme con él a ver el Madrid Manchester, que maldito lo que me importa. Hago el paripé Mientras enciendo el ordenador-. A estas horas estoy muerto, mojado y cansado. Me preparo...¡ un baño de agua hirviendo! creo que no lo hago desde hace años, y me relajo leyendo a la vez unos artículos de JJ Lozano que son para mí como una revelación. Es un descubrimiento maravilloso, y tengo tanto aún por explorar...Pero tan alto grado de hedonismo decadente me parece excesivo termino con ducha de agua fría que me tonifica. Soy otro hombre. Ahora ya sí me pongo a preparar las clases. Los niños se han quedado dormidos en el sofá, el Madrid ha ganado. Aunque Pilar tose en su cama y a veces hay que acudir a consolarla, todo está tranquilo ahora. Todavía no tengo muy encarrilada la conferencia. Fuera sigue lloviendo. Bueno, mañana será otro día, si Dios quiere.

domingo, 3 de marzo de 2013

¡TITANIC!

La visita a la exposición del Titanic con los niños merece la pena. A todos nos dieron los cascos y la audioguía y con ella nos adentramos en la catástrofe. Las historias de amor y heroísmo que allí sucedieron son increíbles. La mujer que rechazó ser salvada para morir abrazada a su marido en una hamaca de cubierta. La familia que cuyos miembros fueron arrancadas de los brazos del padre uno a uno por los tripulantes del bote y al que vieron hundirse a lo lejos. Y, nunca deja de admirarme, el noble comportamiento de los músicos, que conscientes de su inevitable e inminente final, siguieron tocando para la gente y para sí, sin desasosiego, sin aspavientos, haciendo bien lo que hacían, nada extraordinario, tocando "Cerca de tí, Señor" hasta hundirse, dando un ejemplo al mundo. Seguro que ahora están cerquísima, nada más que por eso.
Pilar bastante bien se portó, tras hora y media, sin entender ni papa, quiso sentarse en un banco rescatado de la cubierta del Titanic, pero, ¡ay! estaba tras una manpara de metacrilato y el chichón ha sido de aúpa, la pobre, con sus dos lazos colorados...Sus hermanos se reían, y también Santiaguito, el cual se llevó lo suyo ayer al chocar contra la columna de hierro del salón de casa, (hubo sangre, pero no llegó río) mientras perseguía a su hermano que huía con el mando de la tele.
Para terminar la tarde dominical, un buen amigo me invitó al concierto del festival de música barroca, en la maravillosa iglesia de Santa María la Blanca. Eso merece página aparte, si Dios quiere y el tiempo no lo impide. Hasta mañana.